(1612-1683)
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Los asuntos mundanos, son solo un enredo lleno de confusión, porque engañados sin esperanza creemos ser el cuerpo físico y nos apegamos a la ilusión de nuestra existencia impermanente y evanescente.
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Si aún no hemos captado la mente original en nuestras actividades diarias, tendremos que seguir practicando hasta merecer el premio de reconocerla.