Shunryu Suzuki
(1904-1971)
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Creemos que la libertad es conseguir lo que nos gusta y evitar lo que no, pero esto nos hace completamente dependientes de nuestro entorno.
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Cuando nos liberamos del ego, simplemente gozamos de nuestra vida en paz y no necesitamos comprender nada, entonces nuestra mente es enorme, amplia y está abierta a todo.
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Todo proviene del vacío, de una sola mente vacía.
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El mundo del pensamiento es el de nuestra mente ordinaria dualista, en el que los fenómenos son constantemente nombrados y etiquetados.
El mundo de la consciencia pura es el de la mente no dual de Buda, que sin nombres ni etiquetas refleja e incluye todos los opuestos.
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Debemos ser siempre conscientes de nosotros mismos, de lo que estamos haciendo y de todo lo que está ocurriendo.
Para ello, nuestra atención no debe quedarse atrapada en nada, sin que por ello la mente se pierda en el vacío.
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Por vivir en una sociedad moderna, no tenemos por qué quedarnos atrapados en los pensamientos.
Podemos reconocer la frescura vital dentro de nosotros, seguir las circunstancias y hacer naturalmente todas las cosas junto a la gente.
La meta es ser uno con todo el cosmos.
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Mientras busquemos un primer principio que sea aplicable a todo y en toda ocasión, estaremos siguiendo una idea errónea.
La gran luz no dual de Buda brilla siempre nueva a cada instante.
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La verdadera experiencia del reconocimiento de nuestra naturaleza original no es ningún éxtasis o misterioso estado mental, sino un profundo e ilimitado gozo.
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Debemos comprenderlo todo de todas las maneras posibles, no sostener un único punto de vista, así podremos deshacer el dualismo.
Casi todos creemos ser solo la parte que la mente dualista ordinaria nos dice que somos y que nos impide ver la otra parte que hay en todo.
Cuando nos liberamos, comprendemos que somos la no dualidad de Buda y a la vez somos seres ordinarios.
Esa es la iluminación.
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A menos que nos conduzca al vacío, nuestra práctica no habrá sido correcta, pero una vez allí tampoco debemos apegamos a la idea de vacío.
Todos compartimos la misma naturaleza no dual de Buda, las prácticas son solo una ayuda para conducirnos hacia el reconocimiento de esta naturaleza, no una meta en sí.