Tich Duy Luc
(1923-2000)
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La mente no tiene forma y los pensamientos no la pueden tocar, por eso no podemos definirla con palabras.
Es un espacio vacío, donde no hay nada a lo que agarrarse, contiene el universo entero con la luna, el sol, las montañas, los ríos y todas las demás cosas, que por tanto deben ser también vacío.
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En el momento en que reconocemos la mente original, decimos que hemos visto la naturaleza de la mente y nos hemos convertido en budas.
Y cuando salimos del ensueño en el que vivimos, se dice que hemos experimentado la iluminación.
-3-
La naturaleza de nuestro ser, es la no dualidad misma, aunque la actividad de nuestra mente, se desarrolla en el tiempo y el espacio.
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Sin apego a los pensamientos, nos desidentificamos del sujeto que piensa y nos liberamos del sufrimiento, del nacimiento y de la muerte.
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Cuanto más vacía, en el sentido de libre esté la mente, más actividad tendrá y más poderosamente experimentaremos su capacidad.
Cuando todos los malos hábitos del pasado se desvanecen, nuestra capacidad es igual a la de Buda.
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La pequeña muerte, es vaciarnos del todo y abandonarnos por completo, hasta experimentar la muerte sintiendo que el cuerpo se desvanece, pero conservándolo para volver a la vida.
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En realidad, en nuestra naturaleza no hay ignorancia alguna, ni ningún karma creado por ella, que debamos destruir.