martes

39. Ramana


Venkataraman Iyer/Ramana Maharshi
(1879-1950)


-1-
Todos los seres sentimos naturalmente un gran amor por nosotros mismos y deseamos disfrutar de la felicidad permanente e ininterrumpida, sin rastro alguno de sufrimiento.
Pero cometemos el error de creer que podemos obtener esta felicidad entre los objetos del mundo y por eso, a pesar de todos nuestros esfuerzos, solo conseguimos algo de placer pasajero y efímero.


-2-
En realidad, la felicidad es nuestra propia naturaleza, como prueba el hecho de que todos la experimentamos durante el sueño profundo, cuando no hay pensamientos, ni sujeto, ni objetos, ni mundo.
Por eso, para lograr la felicidad permanente que todos ansiamos, debemos reconocer lo que verdaderamente somos.

-3-
Para ello, lo primero es descartar todo lo que no somos.
No somos el cuerpo físico, ni los órganos de los sentidos, ni lo que nos permite hablar, movernos, comprender, alimentarnos o procrear.
No somos la fuerza vital, que anima el cuerpo con la respiración o la circulación de la sangre, y lo diferencian de un cadáver inerte.
No somos la mente que piensa, ni ninguno de sus pensamientos.
Ni tampoco somos la ausencia de todo lo descrito.
Somos lo que queda, lo que ha negado todo lo anterior y que es pura existencia, consciencia y dicha permanente.
Si dejamos de mirar hacia el mundo y nos volvemos hacia nuestro interior, podremos reconocer al que percibe, que es lo que somos.

-4-
El mundo desaparece cuando los pensamientos, que son el origen de todo el conocimiento y de todas las acciones, se aquietan.
Durante el sueño profundo no hay pensamientos, por lo que tampoco hay mundo.
Solo mientras soñamos o estamos despiertos, hay pensamientos y hay mundo.
Cuando la mente deja el Ser, aparece el mundo y el Ser queda oculto y cuando aparece el Ser, el mundo desaparece.


-5-
El pensamiento del yo es el primero, después de él aparecen todos los demás pensamientos, con el mundo y el resto de nuestros semejantes.

-6-
Para aquietar los pensamientos, necesitamos investigar quiénes somos.
Entonces, reconocemos el Ser.
Para ello, debemos mantener la atención continuamente en el pensamiento del yo.
Y cuando aparezcan otros pensamientos, en lugar de perseguirlos, debemos preguntarnos a quién le aparecen esos pensamientos.
La respuesta es que a nosotros.
Preguntémonos entonces quiénes somos nosotros y la mente volverá de inmediato a su origen, con lo que desaparecerán los pensamientos que habían aparecido.


-7-
Cuando la mente sale del Ser, aparecen los nombres y las formas.
Cuando la mente permanece en el Ser, los nombres y las formas desaparecen.
El yo, que es el origen de todos los demás pensamientos, desaparece también y el Ser siempre existente, brilla por sí mismo.


-8-
Debemos continuar sosteniendo la atención en el Ser eliminando los pensamientos tan pronto como surjan, mientras estos sigan apareciendo.
Así, poco a poco la mente desarrollará la capacidad de permanecer en su origen, hasta que seamos capaces de establecernos allí.

-9-
Lo único que existe es el Ser.
El mundo, el alma individual y Dios son solo apariencias.


-10-
El Ser brilla sin más, cuando el pensamiento del yo desaparece.
Es lo que llamamos silencio.


-11-
El Ser mismo es el mundo, el yo y Dios.
Solo tenemos que abandonarnos a Dios, permanecer constantemente en el Ser sin permitir la aparición de otros pensamientos, y confiar en que Dios se encargará de todo.

-12-
La felicidad es el Ser mismo.
Creemos que la felicidad procede de los objetos externos, pero cuando la mente sale al mundo, solo acaba experimentando miseria.
En realidad, es cuando cumple sus deseos y sin más que hacer regresa a su origen, que la mente disfruta de la felicidad que es el Ser.


-13-
La mente de aquél que conoce la verdad, nunca deja el Ser.
De hecho, lo que llamamos mundo son solamente los pensamientos.
Cuando no hay pensamientosel mundo desaparece y la mente experimenta la felicidad.
Cuando los pensamientos aparecen con el mundo, la mente sufre la miseria.

-14-
Si nos quedamos quietos, la mente permanece en el Ser.


-15-
La ausencia de deseos es la sabiduría.
Sin deseos, la mente no sale hacia los objetos externos.
La sabiduría es la no aparición de ningún objeto.
No buscar lo que no es el Ser, es el desapego y la ausencia de deseos.
No abandonar el Ser, es la sabiduría.


-16-
La liberación es reconocer nuestra propia naturaleza.