martes

46. Anandamayi


Anandamayi Ma / Ananda Moyi Ma
(1896-1982)


-1-
Dios debe ser siempre el principio y el final de todas nuestras prácticas, que aunque expresadas de formas distintas para adaptarlas al temperamento y la capacidad de cada cual, en realidad tienen siempre la misma finalidad, ayudarnos a reconocer que todos compartimos la misma esencia, porque todos somos Uno.


-2-
En este mundo nada es permanente, por eso es mejor dirigir todos nuestros anhelos hacia lo Eterno.


-3-
Todo está siempre en las manos de Dios y nosotros somos sus instrumentos.
Permitamos entonces que Su trabajo se realice a través nuestro, de una manera correcta y pura.


-4-
La ilusoria sensación de separatividad, es la causa y la raíz de toda nuestro sufrimiento, porque está fundamentada en la dualidad.
Dios tiene y no tiene forma, el universo entero está dentro y fuera de Él, impregnado por completo de Él.
Cuando desaparece la errónea idea de que algo más que Él existe, podemos reconocer nuestro verdadero Ser.
Entonces ya nada nos parecerá ajeno y todo lo percibiremos como nosotros mismos, como nuestro Ser, y nos sentiremos liberados de todas las limitaciones y ataduras.
Pero si no logramos admitirlo y aceptarlo, jamás podremos ser plenamente felices.


-5-
Todo el sufrimiento que experimentamos en la vida, es necesario para que nos volvamos hacia el interior y abandonemos los placeres que nos proporcionan las cosas mundanas.
A partir de este despertar de la consciencia, nuestros esfuerzos deben ser sostenidos, constantes y continuados, sin abandonar jamás hasta que nos llegue la iluminación.


-6-
Una vez consigamos percibir que la mente ha alcanzado la calma, se producirá la conjunción de los extremos en el punto de unión donde los opuestos se fusionan en uno solo y resplandece el Ser Supremo.


-7-
El Ser siempre está presente, pero nos pasa desapercibido, porque vivimos pendientes solo de los estímulos externos de la existencia.


-8-
Nadie es capaz de predecir cuándo llegará el momento de la liberación en cada individuo en particular, por lo que debemos esforzarnos sin cesar.


-9-
A medida que el desapego crece, los placeres pasajeros disminuyen, junto con la efímera felicidad que obtenemos de las cosas del mundo.
Contemplado tal y como es, el mundo nos parece poco atractivo, tedioso e insípido, entonces comenzamos a discriminar su verdadera naturaleza, hasta que finalmente la percepción directa nos muestra por completo el mundo como una entidad ilusoria y alcanzamos el estado donde todo se percibe como el Ser mismo, desapareciendo todo lo que nos daña y arrastra hacia la muerte y concediéndonos la inmortalidad.