Dajian Hui Neng/Daikan Eno
(638-713)
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Todos podemos alcanzar la iluminación suprema por nuestro propio esfuerzo, reconociendo instantánea y repentinamente sin necesidad de reglas ni prácticas graduales, la esencia de nuestra mente original que no puede crearse ni eliminarse.
Esto nos libera de la ilusión para siempre y en cualquier circunstancia nuestra mente permanece en en su estado original de no dualidad, lo que equivale a la verdad absoluta.
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Mientras se suceden los pensamientos, hemos de ser capaces de tener presente a la vez la esencia original de la mente, cuya manifestación son todas las cosas y no dejarnos arrastrar por ninguna idea en particular, por ninguna circunstancia en la que nos encontremos, ni por ninguno de los objetos que percibamos por los sentidos.
En este total desapego, que es la característica fundamental de la esencia de nuestra mente, disfrutamos de una paz interna permanente.
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Nuestra mente debe ser como el espacio ilimitado y funcionar libremente, sin apegarse a la idea de vacío ni detenerse nunca en nada, ignorando cualquier distinción entre sujeto y objeto y permitiendo que todo sea lo que es.
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La esencia no dual de la mente, nuestra verdadera naturaleza original, es un estado de vacío absoluto del que nada puede obtenerse, lo cual no implica inexistencia o vacuidad.
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Todas las cosas están dentro de nuestra propia naturaleza y si no nos apegamos a ellas, nuestra actitud mental estará siempre tan vacía como el espacio.
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Un solo pensamiento puede llevarnos de la ignorancia a la iluminación, pero la liberación es la ausencia total de pensamientos conceptuales.
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Si permitimos que los pensamientos del pasado, el presente y el futuro se unan entre sí formando una cadena, afectarán y limitarán el funcionamiento de nuestra mente.
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Los órganos de los sentidos deben funcionar libremente, sin impedir la permanente manifestación de nuestra verdadera naturaleza.
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Ante la más mínima discriminación, la mente se transforma en los objetos del mundo siguiendo los pensamientos que alimentemos, de lo contrario todas las cosas permanecen tan vacías como el espacio, que es sencillamente como son.
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